sábado, 26 de diciembre de 2015

PROGRAMA CRECE


“PREVENCIÓN UNIVERSAL Y SELECTIVA DE RIESGO DE CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS EN ADOLESCENTES ESCOLARIZADOS, MEDIANTE EL FORTALECIMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES” 



“En la medida en que el consumo se dé más temprano, se aumenta la probabilidad de que haya abuso, dependencia, policonsumo, violencia, delito  y otros hechos que afectan la vida del adolescente, así como la estabilidad   de sus familias y sus comunidades”.

Los programas universales: tratan los factores de riesgo y de protección que todos los jóvenes en un ambiente dado tienen en común, como por ejemplo, en la escuela o en la comunidad.
Los programas selectivos: se dirigen a grupos de jóvenes y adolescentes que tienen factores que aumentan aún más el riesgo para el abuso de drogas.

El Programa CRECE ha sido creado bajo evidencia “científicamente validada” han sido diseñado racionalmente basándose en los conocimientos actuales, estadísticas de consumo en población escolarizada a nivel Distrital y Departamental, información recogida directamente a través de los involucrados   Docentes Alumnos y Familia ,Comunidad, Autoridades, Ediles de Localidades Concejales, identificando la prevención como necesidad Urgente para disminuir el consumos y abuso de Drogas en población adolescente Escolarizada.


PRESENTACIÓN.

“Formar  el adolescente a un estado futuro debe ser la premisalos proyectos de la educación  moderna deben encaminarse  a dar una particular atención a los recursos  que pueden ser más importantes  para mejorar el desarrollo de los estudiantes respecto al pensamiento y otros procesos mentales superiores, como son la toma de decisiones, la metacognición,  la resolución de problemas, el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y la comunicación con razonamiento”.
Las exigencias de la globalización nos  están obligando  a preparar jóvenes  con habilidades mentales superiores aptos para analizar ,  reflexionar y resolver  las situaciones, que tendrán que enfrentar desde múltiples contextos para tomar decisiones acertadas, en poco tiempo y al menor costo, asegurando la máxima calidad de lo que hablen, escriban, hagan, o crean.

 ¿Cuál es el tipo de persona que se quiere formar?

“Nuestros niños, niñas y jóvenes de todos los sectores, vienen a la escuela cargados de experiencias frustrantes. Vivir en familias desintegradas, donde se presentan innumerables casos de atropello; la descarga continua de la televisión y redes sociales, incrementada ante  la imposibilidad de cumplir con las expectativas de consumo que ella ofrece, los hace más vulnerable”


Es común escuchar que las instituciones educativas están sobrediagnosticadas en el tema de  venta y consumo de drogas en adolescentes. Si los diagnósticos realizados en las Instituciones y Centros Educativos dan cuenta de las verdaderas necesidades educativas de los estudiantes, de sus intereses y expectativas de formación de acuerdo con las problemáticas  socio-culturales, de los saberes previos y niveles de competencia (capacidades) que deben tener los estudiantes para un desempeño específico frente a problemáticas socio-culturales. ¿Entonces  hay necesidad de reconstruir los diseños de prevención? Si, muchas veces las características de contextualización, pertenencia social y pertinencia académica de estos diseños, no son más que un discurso de buenas intenciones, es decir que no se corresponde con las realidades sociales, por eso es necesario hacer un replanteamiento a la hora de ofrecer e implementar programas preventivos de consumo de sustancias psicoactivas.
No olvidemos que la Institución educativa no soluciona directa, sino indirectamente, problemas sociales. Por ejemplo: el desempleo, la violencia, la venta y consumo de drogas  entre otros no son solucionados directamente por la institución educativa, pero ella si colabora a corto, mediano y largo plazo en

la solución de dichos problemas al dedicarse a formar personas para que los puedan intervenir. En los problemas citados, por ejemplo, mediante la formación de habilidades y destrezas para desempeñarse laboralmente  y la formación en valores para  tomar buenas decisiones  y saber  convivir con el otro.
Lo anterior significa que “El Saber Tiene Sentido”  por eso queremos  trabajar el concepto del problema en  la educación pero con un abordaje netamente clínico abordándolo con un enfoque  Salud- Pedagógico.
Es común encontrar  muchos Proyectos Educativos Institucionales  y discursos pedagógicos en prevención de consumo de sustancias psicoactivas  sin embargo, a la hora de dar cuenta de las estrategias utilizadas para la estructuración curricular no se cuentan con  equipos interdisciplinarios  de calidad con experiencia en  comprensión de la conducta adictiva , situaciones de vulnerabilidad ,abordaje clínico , rutas de atención , conocimiento de modelos de enfoque  entre otros, y estos son  características de vital importancia en los procesos de estructuración y de evaluación a la hora de implementar  un  programa de prevención de sustancias psicoactivas.
Se ha detectado que un problema, es una  necesidad educativa,  y consiste en “las faltas, carencias o incongruencias” que tenga el estudiante en sus estructuras de desarrollo humano: actitudinales (ser), conceptuales (conocer), procedimentales (hacer), relacionales (convivir), espirituales (trascender).
Es por eso que  se sugiere que en estos programas sea desarrollado por un  equipo de calidad del área salud -pedagógica  y  ellos a la vez establezcan  un   comité  con participantes que sean representativos  de toda la comunidad educativa.

FUNDAMENTACIÓN

Ante la problemática del consumo de drogas que existe en la actualidad es necesario que las instituciones educativas, implementen estrategias que le permitan al adolescente tomar conciencia del problema tan serio que representa el consumo de drogas. Para que esto es importante que se realicen convenios con  instituciones de salud expertas en el tema que enseñen como promover la cultura de la promoción y prevención de las drogas, y se lleven a todos los planteles, donde se promuevan planes de acción de promoción a la salud escolar, además con esta  articulación entre el sector salud y educación se establezcan  planes de trabajo; construcción de una perspectiva interdisciplinar y multidisciplinar; comprensión de la realidad; y desarrollo de grupos de alumnos, familias y docentes. Dentro de esta perspectiva, se fundamenta el presente plan de acción el cual busca promover la prevención del consumo de drogas en jóvenes adolescentes.

(LEY 1616 LEY DE SALUD MENTAL  Artículo 8°. Acciones de promoción  El Ministerio de Educación Nacional en articulación con el Ministerio de salud y Protección Social, diseñarán acciones intersectoriales para que a través de los proyectos pedagógicos, fomenten en los estudiantes competencias para su desempeño como ciudadanos respetuosos de sí mismos, de los demás y de lo público, que ejerzan los derechos humanos y fomenten la convivencia escolar haciendo énfasis en la promoción de la Salud Mental.)

 JUSTIFICACIÓN

La adicción es una enfermedad parecida a cualquiera  otra enfermedades interrumpe el funcionamiento normal y saludable del organismo, tienen serias consecuencias dañinas, es prevenible, tratable y, si no se tratan, pueden durar toda la vida. Los estudios  nacionales sobre el uso de drogas indican que algunos niños  están consumiendo drogas desde los 8 años El abuso de drogas comienza temprano y llega a su punto máximo en la adolescenciala prevención es  la mejor estrategia!
Las drogas como el tabaco y el alcohol se han integrado a la cotidianidad y forma parte de la vida de muchos jóvenes, están ligadas al tiempo de ocio, al baile, la música, los temas de conversación y los hábitos...la adolescencia es un período clave para prevenir la drogadicción ya que  el uso temprano de drogas aumenta las probabilidades de problemas más serios de abuso de drogas y adicción. Recuerde, las drogas cambian al cerebro y esto puede llevar a otros problemas más  serios. Por lo tanto, la prevención del uso temprano de drogas o de alcohol puede reducir el riesgo de que en el futuro se progrese al abuso y a la adicción. El riesgo del abuso de drogas aumenta tremendamente durante los períodos de transición, tales como un cambio de escuela, una mudanza o el divorcio. Si podemos prevenir el abuso de drogas, podemos prevenir la drogadicción. Durante la primera etapa de la adolescencia, cuando los niños pasan de la primaria a la escuela media, se enfrentan a nuevos retos sociales y académicos. Con frecuencia en este período los niños son expuestos por primera vez a sustancias de abuso, como los cigarrillos y el alcohol. Cuando ingresan a la secundaria, los adolescentes se pueden encontrar con que hay una mayor abundancia de drogas, más abuso de drogas por los adolescentes mayores y actividades sociales en donde se usan drogas, al mismo tiempo, muchos comportamientos que son aspectos normales del desarrollo, tal como hacer algo riesgoso o temerario, pueden aumentar las tendencias de los adolescentes a experimentar con las drogas. Algunos adolescentes tal vez cedan a las presiones de los amigos que abusan de drogas, para compartir estas experiencias con ellos. Otros pueden pensar que si toman ciertas drogas, como los esteroides, mejorarán su apariencia o rendimiento atlético o que si abusan de sustancias.
como el alcohol o el éxtasis (MDMA), podrían disminuir su ansiedad en eventos sociales. Debido a que el juicio y la capacidad de los adolescentes para tomar
decisiones todavía no están completamente desarrollados, su habilidad para evaluar los riesgos con exactitud y tomar decisiones sensatas sobre el consumo de drogas puede encontrarse aún limitada. El abuso de las drogas y del alcohol puede interrumpir la función cerebral en áreas críticas a la motivación, la memoria, el aprendizaje y el control del comportamiento. Por lo tanto, no es sorprendente que los adolescentes que abusan del alcohol y de otras drogas a menudo tengan problemas de familia o en la escuela, un mal rendimiento académico, problemas de salud (incluyendo de salud mental), y problemas con el sistema judicial de menores.
El consumo de psicoactivos en los colegios se ha convertido en una compleja problemática con consecuencias   académicas, sociales, económicos  y de salud,  que han desbordado las pretendidas políticas de eliminar el consumo y han generado, la mayor de las veces,  relaciones conflictivas  que van desde el aumento de consumidores problemáticos  hasta la invasión de espacios académicos, lúdicos y  deportivos, convirtiendo el campus escolar en una zona generalizada de uso y abuso del consumo de distintos tipos de sustancias.
El problema ha adquirido una dimensión de grandes proporciones y, aunque no se tienen unas cifras muy precisas, si se han hecho estudios aproximativos que dan como resultado porcentajes que resultan muy significativos, El  Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas  en Población Escolar realizado en el año 2011, indica  que la prevalencia  total del uso de tabaco en el último mes, entre escolares colombianos  fue de  9.78%,  mientras que la recurrencia de bebidas alcohólicas  indica que el  63.4 %  de ellos las  ha  consumido alguna vez en la vida;  el 56.7% en el último año y cerca de un 40% en el último mes. Este mismo estudio establece que el consumo de marihuana en la misma población es de 2.38% en el último mes, mientras el consumo de cocaína es de 1,02% en el mismo periodo. (Documento de lineamientos para zonas de orientación universitaria Organización Panamericana de la Salud y otros, 2012).
La experimentación con sustancias psicoactivas han bajado dramáticamente el límite de edades en que se inician en el consumo, y se ubican alrededor de los ocho años, lo cual agrava el problema y focaliza la escuela y el colegio como espacios iniciáticos del consumo, el mismo que se dispara al ingreso de los jóvenes a la universidad, dada la condición de mayores libertades y menos control por parte del núcleo familiar.
En otro sentido existen factores en el contexto que también deben ser tenidos en cuenta por el peso que pueden tener en el momento de definir políticas. Hay un movimiento a nivel internacional que propugna por la legalización del consumo de algunas sustancias psicoactivas, especialmente la marihuana. En los estados Unidos por ejemplo en cerca de veinte estados se han tomado medidas que conducen a la autorización del uso terapéutico de la marihuana, mientras en países europeos funcionan centros de atención de adictos donde se les suministran sucedáneos, como forma de lograr su rehabilitación. Uruguay es el primer país del mundo que legalizó el consumo de la marihuana y asumió el control de la producción y la distribución de la misma. Lo anterior obliga a re-direccionar los esfuerzos que se adelantan en las instituciones de educación. Ante un panorama diverso como el que existe actualmente, una propuesta de políticas contra el consumo de psicoactivos debe contener una serie de acciones que favorezcan la potenciación de las capacidades de los sujetos que se han convertido en consumidores. Partir de ellos para llegar a incidir en el fortalecimiento de su propia voluntad, en el conocimiento que tienen de las distintas sustancias y en las afectaciones en sus propios cuerpos.  Así, una propuesta de intervención debe pasar necesariamente por la participación de las llamadas minorías activas y son ellas quienes visualizan muchas de las actividades que pueden conducir hacia la minimización de riesgos.
El Ministerio de la Protección Social en el año 2007, trazó la llamada “Política Nacional para la Prevención del Consumo del SPA y su Impacto”, conjunto de medidas que tienen como ejes de su desarrollo la prevención, mitigación y superación, a partir de acciones que promuevan la salud, la inclusión social, la atención y asistencia de los consumidores.
La intención del programa Crece es realizar un esfuerzo intelectual y práctico que permita estudiar a fondo las posibilidades que existen para lograr que menos estudiantes se habitúen al consumo desbordado de sustancias psicoactivas y, por el contrario, lo eviten o lo asuman responsablemente y que cada día se fortalezca más una actitud positiva que conduzca a la moderación y autocontrol, de tal manera que no se llegue al consumo problemático.

¿Pueden los programas científicamente validados prevenir la drogadicción en los jóvenes?
Sí. El término “científicamente validados” quiere decir que esos programas han sido diseñados racionalmente basándose en los conocimientos actuales, han sido probados rigurosamente y han demostrado que producen resultados positivos. Los científicos han desarrollado una gran variedad de programas que cambian de manera favorable el balance entre los factores de riesgo y los de protección para el abuso de drogas en las familias, escuelas y comunidades. Las investigaciones han demostrado que los programas científicamente validados, como “Prevención Universal y selectiva de riesgo de consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes escolarizados, mediante el fortalecimiento en habilidades sociales”   pueden reducir significativamente el uso temprano del tabaco, alcohol y drogas ilícitas.

 ¿Cómo funcionan los programas científicamente validados?
 Los programas de prevención funcionan reforzando los factores de protección y eliminando o reduciendo los factores de riesgo para el consumo de drogas. Los programas están diseñados para diferentes edades y pueden ser específicamente diseñados tanto para personas o grupos particulares, como para las escuelas o el hogar. Hay tres tipos de programas:

Fuente:

   NATIONAL INSTITUTE  ON DRUG ABUSE  NIDA (Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos Institutos Nacionales de la Salud).

   La prevención escolar permite llegar a los jóvenes escolarizados, en la edad de máximo riesgo para el consumo de las distintas drogas, facilitándose así de modo importante realizar la prevención. Esto ha llevado a que muchas intervenciones preventivas se realizan en exclusiva en la escuela y es donde hay más programas preventivos evaluados. (Botvin 1999).


 REFLEXIONES FINALES

La prevalencia del consumo de drogas en la edad adolescente no deja dudas al respecto. El consumo de algunas drogas, sean legales o ilegales, se ha normalizado en la adolescencia, es decir, ha tomado un carácter de habitualidad en el proceso de socialización adolescente. El consumo de drogas se ha mitificado con un complejo entramado de ritos y simbología que debe cumplirse necesariamente para establecer el paso de la infancia a la adolescencia y primera juventud. Desde los inicios de este nuevo modo de entender las sustancias psicoactivas, la prevención ha sido vista como la mejor manera de controlar este consumo. En este sentido, inicialmente se pensaba que el mejor modo era alejar completamente a la población juvenil del consumo de drogas, pero vista la ineficacia de este tipo de objetivos utópicos, se establecieron nuevas metas , afirmando que si la meta del no consumo era muy difícil y carente de sentido en un amplio sector adolescente y juvenil, al menos sí debería programarse la prevención para retrasar la edad de inicio en la experimentación del consumo; al mismo tiempo, elaborar estrategias efectivas para reducir los daños y los riesgos del consumo en el caso de que éstos estuviesen ya instaurados.
En este orden de ideas, la escuela se ha considerado el espacio preferido para las intervenciones en materia de prevención universal, pues garantiza un acceso continuo, y a largo plazo, de grandes poblaciones jóvenes. La posibilidad, de elaborar responsablemente programas de prevención estructurados  trabajando áreas esenciales para desarrollar estrategias de afrontamiento ante el consumo, llevó a potenciar la prevención y a considerar que estos programas deben facilitar que la escuela potencie el desarrollo de aptitudes personales y sociales que permitan a los jóvenes afrontar las situaciones conflictivas y la presión de los compañeros, como el fomento de actitudes críticas. En la actualidad, nadie entiende ya a la escuela como una mera transmisión de conocimientos, donde el alumnado acude a recoger unas enseñanzas y a ser preparado para obtener conocimientos, sino que el centro escolar se ha Convertido en el espacio en el que pivota la Educación que un adolescente debe recibir para ser persona adulta, adquiriendo las habilidades necesarias para actuar con autonomía y libertad, incluyendo cuanto supone la adquisición de valores, actitudes, socialización, etc. La escuela ha subsumido algunas de las tareas educativas que otros estamentos sociales desempeñaban, tales como la Iglesia, la familia extensa e incluso los padres. A la vez, la escuela ha tenido que asumir un papel protagonista en la educación de otras cuestiones que hasta hace pocos años prácticamente no existían. Se habla justamente del fenómeno de las drogas; la educación sobre las drogas es una tarea que se ha encargado indirectamente  a las escuelas y en ella el profesorado adquiere un papel relevante. Al fin y al cabo, el consumo de   drogas  es una cuestión socioeducativa   que preocupa a padres, profesores, a diversos profesionales, a los responsables de la salud pública, etc. Igualmente, el hecho de que los diferentes estamentos (diferentes administraciones, padres, profesores, etc.) asuman su corresponsabilidad y se intervenga desde diversos frentes, ya es un gran paso para afrontar esta temática, Este programa será  de gran  aporte para los docentes para que enfoquen la problemática de las drogas sin tabú ni complicaciones.                                                                                                    
   La escuela no está diseñada solo para transmitir conocimientos y cultura, sino habilidades para la vida!



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