“PREVENCIÓN UNIVERSAL Y SELECTIVA DE RIESGO DE CONSUMO DE
SUSTANCIAS PSICOACTIVAS EN ADOLESCENTES ESCOLARIZADOS, MEDIANTE EL
FORTALECIMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES”
“En la medida en que el consumo se dé más temprano,
se aumenta la probabilidad de que haya abuso, dependencia, policonsumo,
violencia, delito y otros hechos que
afectan la vida del adolescente, así como la estabilidad de sus familias y sus comunidades”.
Los programas universales: tratan los factores de
riesgo y de protección que todos los jóvenes en un ambiente dado tienen en
común, como por ejemplo, en la escuela o en la comunidad.
Los programas selectivos: se dirigen a grupos de
jóvenes y adolescentes que tienen factores que aumentan aún más el riesgo para
el abuso de drogas.
El Programa CRECE
ha sido creado bajo evidencia “científicamente validada” han sido diseñado
racionalmente basándose en los conocimientos actuales, estadísticas de consumo en
población escolarizada a nivel Distrital y Departamental, información recogida directamente
a través de los involucrados Docentes Alumnos
y Familia ,Comunidad, Autoridades, Ediles de Localidades Concejales, identificando la prevención como
necesidad Urgente para disminuir el consumos y abuso de Drogas en población
adolescente Escolarizada.
PRESENTACIÓN.
“Formar el adolescente a un estado futuro debe ser la
premisa” los
proyectos de la educación moderna deben
encaminarse a dar una particular
atención a los recursos que pueden ser
más importantes para mejorar el
desarrollo de los estudiantes respecto al pensamiento y otros procesos mentales
superiores, como son la toma de decisiones, la metacognición, la resolución de problemas, el pensamiento
crítico, el pensamiento creativo y la comunicación con razonamiento”.
Las exigencias de la globalización nos están obligando a preparar jóvenes con habilidades mentales superiores aptos para
analizar , reflexionar y resolver las situaciones, que tendrán que enfrentar
desde múltiples contextos para tomar decisiones acertadas, en poco tiempo y al
menor costo, asegurando la máxima calidad de lo que hablen, escriban, hagan, o
crean.
¿Cuál
es el tipo de persona que se quiere formar?
“Nuestros niños, niñas y jóvenes de todos los sectores, vienen a la escuela cargados de experiencias frustrantes. Vivir en familias desintegradas, donde se presentan innumerables casos de atropello; la descarga continua de la televisión y redes sociales, incrementada ante la imposibilidad de cumplir con las expectativas de consumo que ella ofrece, los hace más vulnerable”
Es común escuchar que
las instituciones educativas están sobrediagnosticadas en el tema de
venta y consumo de drogas en adolescentes. Si los diagnósticos
realizados en las Instituciones y Centros Educativos dan cuenta de las
verdaderas necesidades educativas de los estudiantes, de sus intereses y
expectativas de formación de acuerdo con las problemáticas socio-culturales, de los saberes previos y
niveles de competencia (capacidades) que deben tener los estudiantes para un
desempeño específico frente a problemáticas socio-culturales. ¿Entonces
hay necesidad de reconstruir los diseños de prevención? Si, muchas
veces las características de contextualización, pertenencia social y
pertinencia académica de estos diseños, no son más que un discurso de buenas
intenciones, es decir que no se corresponde con las realidades sociales, por
eso es necesario hacer un replanteamiento a la hora de ofrecer e implementar
programas preventivos de consumo de sustancias psicoactivas.
No olvidemos que la
Institución educativa no soluciona directa, sino indirectamente, problemas
sociales. Por ejemplo: el desempleo, la violencia, la venta y consumo de drogas
entre otros no son solucionados
directamente por la institución educativa, pero ella si colabora a corto,
mediano y largo plazo en
la solución de dichos
problemas al dedicarse a formar personas para que los puedan intervenir. En los
problemas citados, por ejemplo, mediante la formación de habilidades y
destrezas para desempeñarse laboralmente
y la formación en valores para tomar buenas decisiones y saber
convivir con el otro.
Lo anterior significa
que “El Saber Tiene Sentido” por eso queremos trabajar el concepto del problema en la educación pero con un abordaje netamente
clínico abordándolo con un enfoque Salud- Pedagógico.
Es común
encontrar muchos Proyectos Educativos
Institucionales y discursos pedagógicos
en prevención de consumo de sustancias psicoactivas sin embargo, a la hora de dar cuenta de las
estrategias utilizadas para la estructuración curricular no se cuentan con equipos interdisciplinarios de calidad con experiencia en comprensión de la conducta adictiva ,
situaciones de vulnerabilidad ,abordaje clínico , rutas de atención , conocimiento
de modelos de enfoque entre otros, y
estos son características de vital
importancia en los procesos de estructuración y de evaluación a la hora de
implementar un programa de prevención de sustancias
psicoactivas.
Se ha detectado que un
problema, es una necesidad educativa,
y consiste en “las faltas, carencias o
incongruencias” que tenga el estudiante en sus estructuras de desarrollo
humano: actitudinales (ser), conceptuales (conocer), procedimentales (hacer),
relacionales (convivir), espirituales (trascender).
Es por eso que se sugiere que en estos programas sea
desarrollado por un equipo de calidad
del área salud -pedagógica y ellos a la vez establezcan un
comité con participantes que sean
representativos de toda la comunidad
educativa.
FUNDAMENTACIÓN
Ante la problemática
del consumo de drogas que existe en la actualidad es necesario que las
instituciones educativas, implementen estrategias que le permitan al
adolescente tomar conciencia del problema tan serio que representa el consumo
de drogas. Para que esto es importante que se realicen convenios con instituciones de salud expertas en el tema que
enseñen como promover la cultura de la promoción y prevención de las drogas, y
se lleven a todos los planteles, donde se promuevan planes de acción de
promoción a la salud escolar, además con esta articulación entre el sector salud y educación
se establezcan planes de trabajo;
construcción de una perspectiva interdisciplinar y multidisciplinar;
comprensión de la realidad; y desarrollo de grupos de alumnos, familias y
docentes. Dentro de esta perspectiva, se fundamenta el presente plan de acción
el cual busca promover la prevención del consumo de drogas en jóvenes
adolescentes.
(LEY 1616
LEY DE SALUD MENTAL Artículo
8°. Acciones de promoción El
Ministerio de Educación Nacional en articulación con el Ministerio de salud y
Protección Social, diseñarán acciones intersectoriales para que a través de los
proyectos pedagógicos, fomenten en los estudiantes competencias para su
desempeño como ciudadanos respetuosos de sí mismos, de los demás y de lo
público, que ejerzan los derechos humanos y fomenten la convivencia escolar
haciendo énfasis en la promoción de la Salud Mental.)
JUSTIFICACIÓN
La adicción es una
enfermedad parecida a cualquiera otra
enfermedades interrumpe el funcionamiento normal y saludable del organismo,
tienen serias consecuencias dañinas, es prevenible, tratable y, si no se
tratan, pueden durar toda la vida. Los estudios nacionales sobre el uso de drogas indican que
algunos niños están consumiendo drogas
desde los 8 años El abuso de drogas comienza temprano y llega a su punto máximo
en la adolescencia, la prevención
es la mejor estrategia!
Las
drogas como el tabaco y el alcohol se han integrado a la cotidianidad y forma
parte de la vida de muchos jóvenes, están ligadas al tiempo de ocio, al baile,
la música, los temas de conversación y los hábitos...la adolescencia
es un período clave para prevenir la drogadicción ya que el uso temprano de drogas aumenta las
probabilidades de problemas más serios de abuso de drogas y adicción. Recuerde,
las drogas cambian al cerebro y esto puede llevar a otros problemas más serios. Por lo tanto, la prevención del uso
temprano de drogas o de alcohol puede reducir el riesgo de que en el futuro se
progrese al abuso y a la adicción. El riesgo del abuso de drogas aumenta
tremendamente durante los períodos de transición, tales como un cambio de
escuela, una mudanza o el divorcio. Si podemos prevenir el abuso de drogas, podemos
prevenir la drogadicción. Durante la primera etapa de la adolescencia, cuando
los niños pasan de la primaria a la escuela media, se enfrentan a nuevos retos
sociales y académicos. Con frecuencia en este período los niños son expuestos
por primera vez a sustancias de abuso, como los cigarrillos y el alcohol.
Cuando ingresan a la secundaria, los adolescentes se pueden encontrar con que
hay una mayor abundancia de drogas, más abuso de drogas por los adolescentes
mayores y actividades sociales en donde se usan drogas, al mismo tiempo, muchos
comportamientos que son aspectos normales del desarrollo, tal como hacer algo
riesgoso o temerario, pueden aumentar las tendencias de los adolescentes a
experimentar con las drogas. Algunos adolescentes tal vez cedan a las presiones
de los amigos que abusan de drogas, para compartir estas experiencias con
ellos. Otros pueden pensar que si toman ciertas drogas, como los esteroides,
mejorarán su apariencia o rendimiento atlético o que si abusan de sustancias.
como
el alcohol o el éxtasis (MDMA), podrían disminuir su ansiedad en eventos
sociales. Debido a que el juicio y la capacidad de los adolescentes para tomar
decisiones
todavía no están completamente desarrollados, su habilidad para evaluar los
riesgos con exactitud y tomar decisiones sensatas sobre el consumo de drogas
puede encontrarse aún limitada. El abuso de las drogas y del alcohol puede
interrumpir la función cerebral en áreas críticas a la motivación, la memoria,
el aprendizaje y el control del comportamiento. Por lo tanto, no es
sorprendente que los adolescentes que abusan del alcohol y de otras drogas a
menudo tengan problemas de familia o en la escuela, un mal rendimiento
académico, problemas de salud (incluyendo de salud mental), y problemas con el
sistema judicial de menores.
El consumo de
psicoactivos en los colegios se ha convertido en una compleja problemática con
consecuencias académicas, sociales,
económicos y de salud, que han desbordado las pretendidas políticas
de eliminar el consumo y han generado, la mayor de las veces, relaciones conflictivas que van desde el aumento de consumidores
problemáticos hasta la invasión de
espacios académicos, lúdicos y
deportivos, convirtiendo el campus escolar en una zona generalizada de
uso y abuso del consumo de distintos tipos de sustancias.
El problema ha
adquirido una dimensión de grandes proporciones y, aunque no se tienen unas
cifras muy precisas, si se han hecho estudios aproximativos que dan como
resultado porcentajes que resultan muy significativos, El Estudio Nacional de Consumo de Sustancias
Psicoactivas en Población Escolar
realizado en el año 2011, indica que la
prevalencia total del uso de tabaco en
el último mes, entre escolares colombianos
fue de 9.78%, mientras que la recurrencia de bebidas
alcohólicas indica que el 63.4 %
de ellos las ha consumido alguna vez en la vida; el 56.7% en el último año y cerca de un 40%
en el último mes. Este mismo estudio establece que el consumo de marihuana en
la misma población es de 2.38% en el último mes, mientras el consumo de cocaína
es de 1,02% en el mismo periodo. (Documento de lineamientos para zonas de
orientación universitaria Organización Panamericana de la Salud y otros, 2012).
La experimentación
con sustancias psicoactivas han bajado dramáticamente el límite de edades en
que se inician en el consumo, y se ubican alrededor de los ocho años, lo cual
agrava el problema y focaliza la escuela y el colegio como espacios iniciáticos
del consumo, el mismo que se dispara al ingreso de los jóvenes a la
universidad, dada la condición de mayores libertades y menos control por parte
del núcleo familiar.
En otro sentido
existen factores en el contexto que también deben ser tenidos en cuenta por el
peso que pueden tener en el momento de definir políticas. Hay un movimiento a
nivel internacional que propugna por la legalización del consumo de algunas
sustancias psicoactivas, especialmente la marihuana. En los estados Unidos por
ejemplo en cerca de veinte estados se han tomado medidas que conducen a la autorización
del uso terapéutico de la marihuana, mientras en países europeos funcionan
centros de atención de adictos donde se les suministran
sucedáneos, como forma de lograr su rehabilitación. Uruguay es el primer país
del mundo que legalizó el consumo de la marihuana y asumió el control
de la producción y la distribución de la misma. Lo anterior obliga a
re-direccionar los esfuerzos que se adelantan en las instituciones de
educación. Ante un panorama diverso como el que existe actualmente, una propuesta de
políticas contra el consumo de psicoactivos debe contener una serie de acciones
que favorezcan la potenciación de las
capacidades de los sujetos que se han convertido en consumidores. Partir de
ellos para llegar a incidir en el fortalecimiento de su propia voluntad, en el
conocimiento que tienen de las distintas sustancias y en las afectaciones en
sus propios cuerpos. Así, una propuesta
de intervención debe pasar necesariamente por la participación de las llamadas
minorías activas y son ellas quienes visualizan muchas de las actividades que
pueden conducir hacia la minimización de riesgos.
El Ministerio de la
Protección Social en el año 2007, trazó la llamada “Política Nacional para la
Prevención del Consumo del SPA y su Impacto”, conjunto de medidas que tienen
como ejes de su desarrollo la
prevención, mitigación y superación, a partir de acciones que promuevan la
salud, la inclusión social, la atención y asistencia de los consumidores.
La intención del programa Crece es realizar un esfuerzo intelectual y práctico que permita
estudiar a fondo las posibilidades que existen para lograr que menos
estudiantes se habitúen al consumo desbordado de sustancias psicoactivas y, por
el contrario, lo eviten o lo asuman responsablemente y que cada día se
fortalezca más una actitud positiva que conduzca a la moderación y autocontrol,
de tal manera que no se llegue al consumo problemático.
¿Pueden los programas científicamente validados prevenir la
drogadicción en los jóvenes?
Sí. El
término “científicamente validados” quiere decir que esos programas han sido
diseñados racionalmente basándose en los conocimientos actuales, han sido
probados rigurosamente y han demostrado que producen resultados positivos. Los
científicos han desarrollado una gran variedad de programas que cambian de manera
favorable el balance entre los factores de riesgo y los de protección para el
abuso de drogas en las familias, escuelas y comunidades. Las investigaciones
han demostrado que los programas científicamente validados, como “Prevención Universal y selectiva de riesgo de consumo
de sustancias psicoactivas en adolescentes escolarizados, mediante el
fortalecimiento en habilidades sociales” pueden reducir
significativamente el uso temprano del tabaco, alcohol y drogas ilícitas.
¿Cómo funcionan
los programas científicamente validados?
Los programas de prevención funcionan
reforzando los factores de protección y eliminando o reduciendo los factores de
riesgo para el consumo de drogas. Los programas están diseñados para diferentes
edades y pueden ser específicamente diseñados tanto para personas o grupos
particulares, como para las escuelas o el hogar. Hay tres tipos de programas:
Fuente:
NATIONAL INSTITUTE ON DRUG ABUSE
NIDA (Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados
Unidos Institutos Nacionales de la Salud).
La
prevención escolar permite llegar a los jóvenes escolarizados, en la edad de
máximo riesgo para el consumo de las distintas drogas, facilitándose así de
modo importante realizar la prevención. Esto ha llevado a que muchas
intervenciones preventivas se realizan en exclusiva en la escuela y es donde hay
más programas preventivos evaluados. (Botvin 1999).
REFLEXIONES FINALES
La prevalencia del consumo de drogas en
la edad adolescente no deja dudas al respecto. El consumo de algunas drogas,
sean legales o ilegales, se ha normalizado en la adolescencia, es decir, ha
tomado un carácter de habitualidad en el proceso de socialización adolescente.
El consumo de drogas se ha mitificado con un complejo entramado de ritos y
simbología que debe cumplirse necesariamente para establecer el paso de la
infancia a la adolescencia y primera juventud. Desde los inicios de este nuevo
modo de entender las sustancias psicoactivas, la prevención ha sido vista como la mejor manera de controlar este
consumo. En
este sentido, inicialmente se pensaba que el mejor modo era alejar completamente
a la población juvenil del consumo de drogas, pero vista la ineficacia de este
tipo de objetivos utópicos, se establecieron nuevas metas , afirmando que si la
meta del no consumo era muy difícil y carente de sentido en un amplio sector
adolescente y juvenil, al menos sí debería programarse la prevención para retrasar la
edad de inicio en la experimentación del consumo; al mismo tiempo, elaborar
estrategias efectivas para reducir los daños y los riesgos del consumo en el
caso de que éstos estuviesen ya instaurados.
En este orden de ideas, la escuela se ha
considerado el espacio preferido para las intervenciones en materia de
prevención universal, pues garantiza un acceso continuo, y a largo plazo, de
grandes poblaciones jóvenes. La posibilidad, de elaborar responsablemente
programas de prevención estructurados
trabajando áreas esenciales para desarrollar estrategias de
afrontamiento ante el consumo, llevó a potenciar la prevención y a considerar
que estos programas deben facilitar que la escuela potencie el desarrollo de
aptitudes personales y sociales que permitan a los jóvenes afrontar las
situaciones conflictivas y la presión de los compañeros, como el fomento de
actitudes críticas. En la actualidad, nadie entiende ya a la escuela como una
mera transmisión de conocimientos, donde el alumnado acude a recoger unas
enseñanzas y a ser preparado para obtener conocimientos, sino que el centro
escolar se ha Convertido en el espacio en el que pivota la Educación que un
adolescente debe recibir para ser persona adulta, adquiriendo las habilidades
necesarias para actuar con autonomía y libertad, incluyendo cuanto supone la
adquisición de valores, actitudes, socialización, etc. La escuela ha subsumido
algunas de las tareas educativas que otros estamentos sociales desempeñaban,
tales como la Iglesia, la familia extensa e incluso los padres. A la vez, la
escuela ha tenido que asumir un papel protagonista en la educación de otras
cuestiones que hasta hace pocos años prácticamente no existían. Se habla
justamente del fenómeno de las drogas; la educación sobre las drogas es una
tarea que se ha encargado indirectamente
a las escuelas y en ella el profesorado adquiere un papel relevante. Al
fin y al cabo, el consumo de
drogas es una cuestión
socioeducativa que preocupa a padres,
profesores, a diversos profesionales, a los responsables de la salud pública,
etc. Igualmente, el hecho de que los diferentes estamentos (diferentes
administraciones, padres, profesores, etc.) asuman su corresponsabilidad y se
intervenga desde diversos frentes, ya es un gran paso para afrontar esta
temática, Este programa será de
gran aporte para los docentes para que
enfoquen la problemática de las drogas sin tabú ni complicaciones.
La escuela no está diseñada solo para transmitir conocimientos y
cultura, sino habilidades para la vida!
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